jueves, noviembre 17, 2005

Gracián.

"Visto un león están vistos todos y vista una oveja todas, pero visto un hombre, no está visto sino uno, y aun ese no bien conocido"

Gracián.


Sin duda exagera, sobre los hombres pululan fuerzas que nos igualan en nuestras acciones y deseos. Todos queremos ligar, ganar dinero, esa camiseta tan chula, etc (¿os acordais de cuando erais niños y nos daba a todos a la vez por algo, ya las peonzas, los cromos, las canicas...?).

Dice Marina que una de las funciones de la moral es hacer predecible la conducta humana, aunque ello no elimine la novedad. De hecho, añade, la diferencia entre un hombre y un animal es precisamente que el hombre ha logrado tener control sobre sus actividades mentales, es decir, dirigir su atención, programar sus movimientos, elegir qué quiere aprender, contruir destrezas conscientemente. Por supuesto que tenemos deseos, es más, no podemos evitar que nos acosen contantemente, pero es la inteligencia la que logra superarlos (no como en los animales). U hombre creará sus proyectos, un animal verá sus proyectos supeditados a sus impulsos incontrolados.

Termino de nuevo con Marina: el ser humano es una sentimentalidad inteligente.



Marcho hoy mismo, Jueves, a Madrid, a ver a ese caballero llamado Andrés Calamaro en concierto. ¡Qué grande Andrés!

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