martes, octubre 18, 2005

Pero si yo no he hecho nada.

Dice Russell: "San Agustín enseñó que Adán, antes de la Caída, tenía libre voluntad y podía haberse abstenido del pecado. Pero como él y Eva comieron la manzana, entró la corrupción en ellos y se transfirió a toda su descendencia, así que nadie puede abstenerse del pecado. Solamente la gracia de Dios puede hacer virtuoso al hombre. Puesto que todos heredamos el pecado de Adán, merecemos todos la condena eterna. Todos los que mueren sin bautizar, incluso los niños, irán directamente al infierno y sufrirán tormentos sin fin. No tenemos por qué quejarnos por ellos, puesto que todos somos malos (En las Confesiones enumera los crímenes que cometió en la cuna). Pero la libre gracia de Dios da a cierta gente entre los bautizados la salvación. No van al cielo por ser buenos, sino por la libre gracia de Dios, que sólo se ejerce sobre los elegidos. No hay razón por la que unos se salvan y otros no, es libre arbitrio de Dios, su elección inmotivada. La condenación comprueba la justicia de Dios; la salvación Su Gracia. Ambas revelan igualmente su bondad."

Es curioso, ¿no?. San Agustín es uno de los Tres Doctores de la iglesia, uno de los Santos Padres. No piense nadie que estas tesis no son mantenidas a día de hoy. Yo creo que el cristianismo, el Nuevo testamento más que el Viejo, es incomprensible sin el libre albedrío, pues las normas morales de Cristo, el juício final, etc no tendrían sentido. Lo más gracioso (será la Gracia de Dios), es que muchos murieron por mantener la tesis del libre albedrío, como Pelagio, que originó el movimiento perseguido por la iglesia del pelagianismo.

En todo caso, alguien al escuchar a San Agustín podría decir eso de: "¡pero si yo no he hecho nada!", indignarse e irse.

Saludos.

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