domingo, mayo 29, 2005

CRITICA ANALITICA SOBRE STAR WARS III : REVENGE OF THE SITHS (Por el gran Vario Pinto)

Desde la prespectiva del espectador que se lucra de entretenimiento y no de meticulosidad intergaláctica, podemos decir que el episodio III la venganza de los Sith es aceptable. Es aceptable porque posee un ritmo más envolvente , estable y dinámico, que sus dos predecesoras ,dejando de lado inocuos y ridículos secundarios (el indigerible Jar Jar bincks), para centrarse en los personajes principales, sus fatuas relaciones y evolución psicológica. A ello acompaña dos horas de guerra clónica incesante; un triste, pero necesario, “genojedaicio” y un final donde en un enfrentamiento casi apocalíptico, el reverso tenebroso pugna contra la armonía luminosa de la fuerza, a través de 4 personajes divergentes: Yoda-Darth Sidius, Obi Wan- Darth Vader. Cuanta alegría para Don “Entreteno Espectadorez” que podrá engullir sus palomitas, beber su coca-cola en medio de un pictograma planetario de robots, bichos mugrientos, estruendos luminosos y un par de siths.

Todo muy bonito pero todo muy oscuro, porque en este tercer episodio también hay cosas muy criticables. La relación entre Anakín y la princesa Amidala continua con su discurso de novela rosa de saldo, donde se frivolizan y sobreutilizan palabras como amor o belleza, que acercan al público ,de más de un cuarto de neurona, a las laderas siderales del señor Roca. Y es que ciertamente no se ve ni un gramo de cotidianidad , ni confindencialidad en esta relación “meta”-acartonado; como espectadores extraemos que la única conclusión posible es que los midiclorianos son el reverso tenebroso del romanticismo. El nexo central de la película que es la transformación de Anakín en Darth Vader se trasluce en un proceso de tentativas burdas y simplonas, por parte de senador Palpatín, a un , en teoría, todopoderoso joven Skywalker, que va cayendo cual “botarate” galáctico en todas sus trampas, mostrando la inteligencia de un morador de las arenas (siento insultar a este pueblo ,afincado en Tatoen, con el que no tengo nada en contra). Hasta aquí aun podría ser incluso creíble, una creencia sin duda basada más en el convencimiento que en el entendimiento, pero la conversión definitiva tras la muerte del maestro Windu y posterior juramento de pleitesía al emperador es , por desgracia, una patochada. No es entendible el tenebroso proceso psicológico de un personaje que, en tan poco tiempo, pasa de esclavizar su vida por “amor” a su mujer y sus futuros hijos, a matar a unos inocentes niños padaguans . Este proceso debería haber sido más lento y continuo, donde el lado oscuro armado de egotismo, orgullo, odio y maldad, hubiera limado ,con cohesión en el tiempo, la moral, ética y raciocinio del joven Skywalker, para que los espectadores medianamente críticos hubiéramos podido entender este extremismo.

La trama política y persistente guerra clónica sirven de fondo y envoltorio al el eje central de la película, pero su estructura argumental es de una esencia muy poco nítida ( incluso etérea) ; se podría decir que es hasta como la fuerza, una especie de energía cósmica que la sentimos pero no la llegamos a entender. Todo gira en torno a un plan de un maquiavélico Canciller que a base de argucias casi algorítmicas ( por su teorética complejidad y dificultad de comprensión) consigue disolver un decrépito Senado e instaurar un imperio, acusando a los jedis de traición por haber urgido un plan para aniquilar y desfigurar a su impoluta personalidad, con la intención de hacerse con el control de la galaxia. Así que en un abrir y cerrar de ojos se establece un imperio, se pierde la confianza en el órgano jedi, que solo ha estado mil años cuidando y cohesionando la galaxia, y todos los senadores hacen su maleta, cogen la nave y de vuelta al planeta-casa. Todo demasiado fácil, demasiado difuminado, demasiado increíble.

En el primer puesto del orden de prelación de los oscar de hojalata (estatuas hieráticas que agarran espadas laser), de una galaxia muy muy lejana , sin duda, se encontraría Ian Macdarmid (Canciller Palpatín) con una actuación horrorosa que llega al ocaso de lo enfático ridículo. No hay por donde empezar ni por donde acabar, pero aparece en mi mente el enfrentamiento con Samuel L.Jackson (maestro windu) donde nos ofrece una degustación del exceso de lo risorio ,cuando entona una especie de grito desgarrado de desespero cuya musicalidad se basa en un “no, no, no”. En segundo lugar, encontramos a el joven héroe- villano Hayden Christiansen que tampoco da la talla como debiere, sobre todo a partir de la transformación, donde a golpe de fruncimientos de cejo pretende hacernos creer toda su maldad. A su actuación le falta fuerza y carácter, y aunque no cae en los excesos de su nuevo maestro, su rendimiento se me hace escaso. A demás pasan por nuestras retinas ,sin calar demasiado hondo, un inocuo Ewan Macgregor, una correcta Natalie Portman y un exasperante Fran Oz (Yoda); momento en el que nos preguntamos porque de papeles tan pequeños a ese jedi duro, chulesco, valiente y poderoso como es el maestro Windu (Samuel L.Jackson) del cual todos desearíamos conocer algo más.

Respecto a lo cohesión de esta trilogía con sus predecesoras, observamos que el pulso de Lucas no ha sido tan fino al confeccionar el majestuoso traje tenebroso de Mr Vader, como se le presuponía hace 6 años. Su aguja ha dejado algunas costuras sin remeter del todo, permitiendo que en nuestras curiosas mentes incesantes aparezcan incómodos interrogantes. ¿Por qué Darth Vader no se convierte en el ser más poderoso de la galaxia en los consiguientes episodios? Este solo actúa como perro vasallo, casi faldero, del emperador, sin que percibamos un incremento de su poder, un mayor sometimiento y estudio de la fuerza desde la prespectiva del lado oscuro. ¿es la culpa, la que le hace permanecer inmóvil, sin incrementar sus ansias de poder? ¿ no podía haber derrocado al emperador, e instaurarse él en el trono imperator de la galaxia? ¿no es el odio una mayor fuente odio? ¿ porque Mark Hamill tuvo que interpretar a luck skywalker? ¿no debería haber sido un niño prodigio como su padre?

En definitiva este episodio III es película más entretenida que sus dos predecesoras, sin embargo este triunvirato se engalana en exceso de estruendos, adornos, artificios, creando un universo extremadamente digitalizado que intenta desfocalizar la escrupulosa lente de un fan crítico. Lucas ha desperdiciado la oportunidad de profundizar en el concepto, en la filosofía de lo jedi, pudiendo haber delimitado los confines de la fuerza, pudiendo haber recreado una constelación de sabiduría respecto a este religión intergaláctica, pudiendo haber mostrado historias de legendarios guerreros (jedi), pudiendo habernos seducido a través de la normativa que definiera el proceso de selección y entrenamiento de un joven padaguan. Toda esta aureola cosmológica se ha perdido, al igual que se ha perdido el espíritu rebelde de aquel muy muy lejano joven George Lucas, que fue seducido por el reverso tenebroso de la comodidad, de la industria y de la conformidad al espectador palomitero, triste desgracia para el fan amante de la estructura como elemento clave de la ciencia-ficción . Intento saborear este amargo desencanto esperando que en el futuro aparezca un director, que fuere creado por los midiclorianos para arreglar este desperdicio.

Don Vario Pinto, de los Pinto de toda la vida.

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