lunes, enero 16, 2006

Estética de la mutilación.

Licenciado en Bellas Artes. Esquizofrénico desde los 15 años. Fotógrafo autodidacta. Olvidado en su país, admirado en las afueras.

David Nebreda vive aislado en su piso madrileño desde hace mucho tiempo. Allí, en su soledad se mutila, se destroza y enajena para luego fotografiarse. Odia los espejos. Afirma no haberse mirado en muchos años. ¿Por qué se odia? Odia a su cuerpo. Admira su inteligencia. ¿Podemos separarlos?

Ataca a su cuerpo, ya sea a punta de cuchillo, de aguja o de hambre. Se baña en sus propios excrementos. Y tras todo ello se fotografía. Locura. Sí. Locura en la genialidad. Se lleva demasiado en nuestros tiempos. Heredero del Activismo Vienés y representante de la decadencia. Decadencia suya, sí, y de la sociedad en que vive.

No puedo dejar de compararlo con su loco compañero de generación, Panero. Ambos retratan lo más bajo de la vida: excrementos, alcoholismo, violación, mutilación, necrofilia, incesto, droga, zoofilia, locura, etc. Lo más “feo” de la realidad es su tema. ¿Por qué dignarnos a mirar hacia ellos? Porque en la repugnancia que causan sus temas se distingue belleza, porque su calidad estética es máxima. Logran alzar lo desagradable y repugnante, mediante la poesía visual y literaria, al altar de las virtudes.

Sus temas son repungantes, repito, pero la belleza de sus composiciones no tiene parangón actualmente. Están a la cabeza de la calidad estética. Su alcance artístico es altísimo. Las obras de ambos autores es de una meticulosidad máxima. El cuidado con que Nebreda realiza sus fotografías (no retocadas digitalmente) es máximo, como lo es la privilegiada mente del loco Panero al escoger cada palabra. Logran lo imposible: sacar lo repugnante de su condición a base de calidad artística y estética. Nadie puede negar la belleza de las obras de Nebreda o la genialidad de Panero.

Ambos artístas españoles. Ambos punta de lanza del arte contemporaneo. Ambos odiados y admirados. El arte, termómetro de la salud de la sociedad, es ahora tenebroso y se interna en sendas demasiado oscuras. Síntoma sin duda de un enfermedad, nos avisan de graves consecuencias. No caigamos en el error de creer que son simples casos aislados, pues no son los únicos.


NECROFILIA
(prosa)El acto del amor es lo más parecido
a un asesinato.
En la cama, en su terror gozoso, se trata de borrar
el alma del que está,
hombre o mujer,
debajo.
Por eso no miramos.
Eyacular es ensuciar el cuerpo
y penetrar es humillar con la
verga la
erección de otro yo.
Borrar o ser borrados, tando da, pero
en un instante, irse
dejarlo
una vez más
entre sus labios.

"Poesía" 1970 - 1985"
Leopoldo María Panero.

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