viernes, diciembre 02, 2005

Un poco de teología.

Todos sabemos de algo a que llamamos Dios, de eso no hay duda. Menos fácil es descubrir la naturaleza de ese algo y muchos ríos de tinta negra han impregnado demasiadas hojas de papel. No seré yo, por supuesto, agnóstico de mi propio agnosticismo (menuda tontería), quien vaya a resolver alguna de las decenas de controversias al respecto, pero es bonito plantearlas.

Hoy me gustaría hablaros sobre la omnipotencia divina. ¿Es Dios omnipotente? Parece simple: sí, claro, ¿cómo no habría de serlo? Vaya Dios si no puede. Miento. Es bastante complicado y tiene antecedentes. Veamos.

Tanto las mitologías griegas como egipcias, que son mitologías porque ya nadie les ofrece culto y no por otra cosa, nos ofrecen una serie de dioses anclados en una jerarquía muy similar a la social de la época. Me remito más a la griega que es la que mejor conozco, pero todos sabemos del Dios Sol, Ra, encarnado en el Faraón. Pero ni Ra era todopoderoso ni su poder ilimitado. Más claro es el ejemplo Griego. A Zeus, la fiera Tifus, le llegó a vencer (socorrido posteriormente por Hermes), y el mismo Zeus huye cada noche de la misma noche. Los poderes de los dioses están limitados por los otros dioses y NINGUNO es omnipotente. Acerquémonos al viejo Aristóteles. Su Dios racional era un ente muy extraño: el motor inmóvil, mueve sin ser movido, es causa incausada, acto puro, etc. No nos perdamos en términos filosóficos, lo que nos importa es que el Dios de Aristóteles es un Dios que vive al margen del mundo porque tiene otra naturaleza, no actúa en el mundo más que como causa final a que debemos acercarnos poco a poco, pero nunca podrá ese Dios hacer que un asno pierda su forma y se convierta en piedra. Como sabemos, Aristóteles es el padre de la teología católica. No andamos pues lejos del punto fuerte. Antes que el viejo, está el de las espaldas anchas, el gran Platón. Breve seré. Su Dios, el demiurgo, era un organizador, un arquitecto que jugaba con las formas y arquetipos ya dados. En absoluto era omnipotente. Él no creaba, sólo jugaba. De hecho hay escritos en que no habla de uno, sino de varios demiurgos.

Vayamos al tema y dejemos aburridas disquisiciones (hermosísimas por otra parte). ¿Podría el Dios cristiano católico apostólico romano hacer que un triángulo tuviese más de tres lados y que la suma de sus ángulos fuese otra que 180º? ¿podría hacer que yo, Adrián, cambiase mi naturaleza y me transformase en mesa? ¿podría ir contra la Racionalidad? ¿Podría ir contra el Bien? ¿Contra la Justicia?

No nos aceleremos y veamos las consecuencias de cada respuesta. Si decimos que sí... uy, cuidado. Dios va más allá de toda racionalidad y su voluntad está por encima de principios éticos. Dios sería algo que actuaría por voluntad pura y no tendría que ser bueno ni justo, pues está más allá de esos conceptos. No podríamos decir de Dios que es el Bien ni la Justicia ni la Razón pues entonces se estaría sometiendo a principios, y hemos dicho que es omnipotente. Una dificultad más. Nuestra libertad dónde queda. Si él es omnipotente nuestra libertad queda subyugada a su poder que, por supuesto, nos abarca a nosotros y a nuestros actos (en caso contrario no sería omnipotente). ¿Dónde queda la ética y la moral cristiana? ¿Qué sentido tienen? ¿Por qué habría un Juício Final si nosotros no somos responsables de nuestros actos, subsumidos bajo el poder divino?

¿Estamos dispuestos a aceptar a un Dios que no se someta al Bien, la Justicia y la Razón? ¿Estamos dispuestos a abandonar nuestro libre albedrío?

Bien, vayamos al otro lado. No, Dios no es omnipotente, no lo puede todo. ¡Qué locura! ¿Y hasta donde llega su poder? ¿Puede hacer milagros aunque estos vayan contra las leyes racionales y naturales? ¿Puede realmente ayudarnos? ¿Puede intervenir en el desarrollo del mundo o es un motor inmóvil? Me acuerdo ahora de una cita de alguien que decía algo tal que: si Dios puede hacer algo y no lo hace por ayudarnos, es malvado y no es Dios; si no puede entonces no es todopoderoso, y no es Dios. De todas formas. Las limitaciones que ofrece la Razón son muchas. La naturaleza es racional. ¿Dónde entra Dios en toda ella? ¿Puede saltarse esa racionalidad? Si decimos que sí volvemos al punto de su omnipotencia. Si no puede intervenir nos acercamos a una figura creada por la razón, que es la del relojero. Es lo que se ha dado en llamar el Deísmo. No es otra cosa que una corriente paralela a la relición católica por parte de los ilustrados franceses. Planteaban un Dios que no era más un relojero que habia creado el mundo y lo había puesto en funcionamiento, dejándolo a su suerte. No interactúa con él y, por supuesto, no hace magia ni milagros ni parecidos. Es una buena idea, pero entonces ya no es el Dios del Nuevo Testamento. Es otra cosa.

Concluyamos. Esta discusión no es nimia. La primera postura la sostuvo San Agustín, la segunda Santo Tomás de Aquino. Es la segunda la que ha prevalecido. Todos sabemos que el padre de la escolástica y la voz cantante de la ortodoxia es Santo Tomás. Ser católico es seguirle en su doctrina (doctrina aristotélica por otra parte). Así que podemos concluir que la ortodoxia mantiene que dios no es omnipotente... pero ¿eso no es lo que me dijeron los curas del colegio? esto se complica demasiado. Creo que me voy a leer un rato.

Saludos.

4 comentarios:

Adronauta dijo...

Dedicado a José Ricardo, también conocido como Richi.

Miguel dijo...

Yo es que adoro a las fuerzas de la naturaleza, cuando llueve hago libaciones vestido tan solo con un taparrabos.

Pensaba que me iba a costar más trabajo digerir el post, no ha estado mal. ¿La conclusión es que odias a los curas del cura por haberte mentido?

Adronauta dijo...

Dios, espero que me invites a alguna de esas... ¿libaciones? Nada me gustaría más que verte en taparrabos cantando un "uh ah ah ah uh ah ah ah uh ah ah ah" y así sucesivamente.

No concluyo nada, no por no querer, sino por no poder. De todas formas, si lo que pides es mi opinión, esta discusión nunca se llegaría a dar porque posiblemente no pasáríamos de polemizar sobre si Dios existe. Lo que ocurre es que me son curiosas estas cosas. Parece que el concepto está claro, el de Dios, y sin embargo no lo está en absoluto.

Hay puntos muy muy oscuros y de mucha controversia, incluso entre los que creen ciegamente en ese Dios. Tanta que a alguno ya le han querido colgar por decir, por ejemplo, que en la misa no se da el milagro de la transubstanciación, que no es cierto que nos estemos comiendo a Cristo, que es una metáfora. Mantener ésto era motivo de herejía.

Es flipante.

Saludos.

Anónimo dijo...

Lo he intentado, peor no lo he conseguido..estas reflexiones tuyas me sobrepasan...llega un momento en que me doy cuenta que estoy leyendo y pensando en otra cosa
¿será por eso de que ser filósofo es ser algo distinto a los demás?

Yo creo que lo que pasa es que quieres ir ensayando para la tesis...