domingo, septiembre 18, 2005


Aquí estamos ya en la cima, a la que logramos llegar tras mucho sufrir por causa de las mochilas. Hay como una pequeña plaza arriba del todo justo en frente del pórtico de la iglesia, y donde estoy es a uno de sus lados. Si pudiésemos mirar al otro lado del muro veríamos muuuuchos metros de caída. La peña que se ve al fondo es donde tenían que ir los obreros a por piedra cuando bajaba la marea, como ahora en la foto. De hecho la gente aprovechava e iba hasta allí. Yo me quedé con las ganas pero no podíamos dejar la mochila en ningún sitio (el plan Vigiperato contra un posible atentado que nos amargó a la hora de buscar taquillas y demás) y no eran tantas mis ganas como para ir con ella. Además podría habernos cogido la marea...
También hay que decir que los más románticos escribían cosas en la arena para que los que estábamos arriba lo pudiésemos leer. Hacían unas letrotas inmensas porque sino era imposible, habitualmente sus nombres haciendo gala de gran imaginación.

3 comentarios:

Miguel dijo...

Jajaja, que buena. Tendría que impresionar ir hasta un sitio tan bonito para acabar leyendo "Manolo" en la arena.

Anónimo dijo...

Podias haber puesto eso de "Aqui estuvo Adro" :-)

Adronauta dijo...

Podría haber bajado, escrito alguna tontería, haber vuelto a subir y sacarle una foto... pero no sabes cómo pesa la condenada mochila, y no, no nos la dejaban azotar en ningún sitio.